DIABLADA PILLAREÑA

 

La diablada pillareña fue nombrada Patrimonio Cultural Intangible de la nación en 2005 y Patrimono Cultural inmaterial en 2009. Es celebrada entre el 1 y 6 de enero en la Provincia de Tungurahua, Cantón Santiago de Píllaro. Participan las comunidades Marcos Espinel, Robaliopamba, Santa Rosa y San Vicente

 

Tiene sus orígenes en la concepción de una confrontación ritual del bien contra el mal, surge como una expresión del sector indígena, reclamando sus costumbres en una fiesta en que la Iglesia y hacendado no podían intervenir. La diablada nace como una forma de ironizar las creencias de los colonizadores, en época de revueltas, y toma fuerza con los años, hasta que en 1930 se fortalece en Píllaro. En los años 80 van aumentando los participantes gradualmente, hasta el día de hoy se presentan 1500 diablos y 100 bailarines de linea, y tienen apoyo económico del Municipio.

Organización:

En la Fiesta de Los Diablos de Píllaro no hay vísperas ya que no hay priostes para ésta celebración y solo se basa en la fiesta. Para la fiesta de los diablos se organizan con varios meses de anticipación, para buscar la banda de músicos que acompañará a los danzantes; esto se logra formando comisiones y directivas en las parroquias y caseríos con el objeto de sacar adelante a la festividad, siendo la gratificación psicológica de sus integrantes.

La organización también se da en el recorrido, cada comparsa de diablos vienen desde las parroquias y caseríos rurales al medio día hacia el centro de Píllaro, primeramente danzando dos vueltas alrededor del parque central, luego de ello se retiran al lugar de descanso que los organizadores pidieron con anticipación

Mitos: La diablada es una fiesta de testimonios con mitos y leyendas. Están quienes aseveran que hay que bailar la diablada para espantar y sacar todo lo malo que hay dentro de uno. Hay otras sentencias que dicen: “Si bailas una vez te cae la maldición, sino bailas siete veces, en siete años, el diablo te lleva”. 

 

 Personajes:

Los Diablos de Píllaro son los personajes populares de ésta fiesta, que visten atuendos especiales cuya confección les toma mucho tiempo y esfuerzo. Sus máscaras son elaboradas artesanalmente, su base principal es un molde hecho en bloque de tierra a la que se le adhieren varias capas de papel cauché empapadas en engrudo, se la deja al sol para que adquiera una dureza y luego poder añadir cuernos y dientes de diferentes animales tales como cabras, venados, corderos, toros, etc.; para finalizar se le da colorido en varias tonalidades sobresaliendo el negro y rojo.

Su vestimenta consta de ropa multicolor, distinguiéndose las elaboradas en tela espejo o satín, acompañadas con vivos o flecos que contrastan con el color del traje. Muchos llevan capas con diferentes leyendas alusivas al demonio, lucifer o el maligno para causar temor en el espectador.

La “diablada” incluye otros personajes como las ‘parejas en línea’ (patronos opresores), ‘guarichas’ (hombres disfrazados de mujeres de dudosa reputación que llevan un muñeco, el cual simboliza a su hijo, y que brindan licor) y los ‘capariches’ (que abren el desfile bailando, visten de color blanco, y poncho de colores, meintras barre las calles con una escoba de plantas naturales).

 

Píllaro es una ciudad de variada cultura gastronómica, donde en medio de la festividad se puede  degustar de uno de sus platos principales como es la fritada acompañada con mote, tortillas y el infaltable ají molido en piedra; las tortillas con morcilla, el caldo de calavera y las empanadas de viento.  Píllaro se ha caracterizado por brindar a sus visitantes el muy conocido aguado pillareño que es una mezcla de varios licores acompañado con jugos de frutas naturales.